La pandemia ha sido dura con nuestros pies

En marzo de 2020, Krista Fahs, de 53 años, comenzó a trabajar desde casa. Debido a que pasaba el día sentada en su escritorio, la vendedora que trabaja para un distribuidor de computadoras se olvidó de los tenis que usaba a diario. De repente se dio de cuenta de que lavaba la ropa, jugaba con su gato e incluso iba a visitar a los vecinos sin haberse puesto los zapatos. “Andaba descalza todo el tiempo”, dijo.

Luego de pasar unos meses trabajando desde casa, comenzó a sentir una punzada de dolor en el talón, pero lo ignoró hasta el mes pasado, cuando se hizo demasiado intenso como para pasarlo por alto. Incluso cuando estaba en la cama, el dolor no cesaba. “‘Esto es ridículo’”, recordó haber pensado. “Ni siquiera sabía cómo iba a dormir por el dolor”.

El comienzo de la pandemia coincidió con un descenso considerable de los traumatismos en los pies, afirmó Robert K. Lee, jefe de cirugía podológica de pies y tobillos del Centro Médico de Santa Mónica de la Universidad de California, campus Los Ángeles, pero su consultorio no tardó en repoblarse con pacientes como Fahs que se quejaban de dolor en los pies. “Me dije: ‘Ajá, así que este es el efecto de la pandemia en los pies de todo el país’”, comentó.

No hay datos concretos sobre el aumento del dolor de pies, pero James Christina, director ejecutivo de la Asociación Médica Estadounidense de Podología, dijo que ha sido una tendencia evidente para muchos de los 12.000 miembros de esa organización.

Rock Positano, codirector del Servicio No Quirúrgico de Pie y Tobillo del Hospital de Cirugía Especial de Nueva York, ha registrado un incremento tan notable del dolor de pies —entre un 20 y un 30 por ciento— que definió ese fenómeno como “pie pandémico”.

Ahora que ha llegado la primavera, las regulaciones se flexibilizan y la gente está ansiosa por recuperar su cuerpo y sus aficiones anteriores a la pandemia, por lo que salen a la calle, afirma James Hanna, podólogo y presidente de la Asociación Médica de Podología del Estado de Nueva York. Muchos están agravando las lesiones de los pies existentes o creando otras nuevas.

“Las personas pensaban que podían retomar las cosas o hacer algo que no habían hecho durante estos dos años”, dijo, “pero sus pies no están preparados para lo que sus cuerpos quieren hacer”.

Al instituir un par de medidas sencillas, Hanna les asegura a quienes les aquejan sus pies que ese dolor puede ser aliviado, además de prevenido.

Algunas de las dolencias más comunes de los pies se producen simplemente porque el pie estuvo sujeto a un esfuerzo mayor durante la pandemia. Quizá hayas optado por caminar largas distancias en vez de utilizar el transporte público o hayas pasado mucho tiempo descalzo en casa. “La gente no se da cuenta de la cantidad de kilómetros que recorre al caminar y estar de pie en sus casas”, dijo Positano.

A Fahs se le diagnosticó una de esas lesiones por sobreuso, la fascitis plantar, en la que el ligamento bajo el pie que sostiene el arco se inflama, lo que a menudo se siente como un dolor en el talón. “Sabía qué era porque mi hermano, mi hermana y una de mis mejores amigas también la sufrieron recientemente”, explica.

La metatarsalgia es otra lesión por uso excesivo, causada igualmente por la inflamación, pero en las articulaciones de los dedos, lo que provoca dolores en la almohadilla del pie.

Para los que empiezan con rutinas de atletismo ambiciosas apenas saliendo de la pandemia, la tendinitis de Aquiles ha sido un diagnóstico común. El tendón conecta el músculo de la pantorrilla con el hueso del talón y, con un aumento repentino del uso, puede irritarse e hincharse.

Estas heridas no solo afecta la salud de los pies. Si no se tratan, pueden “ir subiendo” y causan dolor de rodillas, cadera y espalda. “La gente cree que se están cayendo a pedazos, pero no”, dijo Positano. “Están usando sus pies de más”.

Las lesiones por uso excesivo no son las únicas razones por las que la gente siente dolor de pies últimamente. Priya Parthasarathy, cirujana podológica de Maryland, también ha observado un aumento de las fracturas de dedos y pies. Algunas son causadas, afirmó, por patear accidentalmente los muebles —resultado de estar en casa y descalzo más a menudo— y por tropezar y caer encima de las mascotas. “Ves una, luego ves dos, luego tres y luego cuatro”, comentó sobre esas fracturas relacionadas con las mascotas, “y te dices: ‘Espera, definitivamente hay una conexión aquí’”.

Mientras tanto, Judith F. Baumhauer, cirujana ortopédica del Centro Médico de la Universidad de Rochester, ha tenido que eliminar más juanetes, que son protuberancias huesudas en la base del dedo gordo. Sin un calzado apropiado, el pie a veces se extiende —en realidad se ensancha— y las estructuras anatómicas podrían cambiar. Entre otros problemas, esto además puede agravar los juanetes.

“Dejan que sus pies hagan lo que quieran”, dice Baumhauer, “y ahora que tienen que volver al trabajo, los pies se rebelan”.

Baumhauer señaló que el aumento de peso pandémico también podría ser el culpable del incremento de las molestias en los pies. Explicó que incluso un par de kilogramos de más tienen un impacto. “Es, literalmente, cuestión de física”, sostuvo, explicando que el pie soporta cuatro veces la fuerza de nuestro peso corporal al caminar. Perder o ganar 2,5 kilogramos supondría un cambio de “nueve kilogramos en el tobillo y el pie”, dijo.

Jacquelyn M. Dylla, profesora asociada de Fisioterapia Clínica en la Universidad del Sur de California, afirma que uno de los principales desencadenantes es que la gente haga demasiadas cosas demasiado rápido. Muchos, sin darnos cuenta, hemos sufrido atrofia y pérdida de densidad ósea por la inactividad, lo que hace más difícil estabilizarnos en superficies irregulares. “Las lesiones más pequeñas están causando problemas más catastróficos”, indicó. “Tengo pacientes que parece que estuvieron en un accidente automovilístico”, añadió, “pero solo se torcieron el tobillo en una excursión”.

Incluso los niños pequeños, después de uno o dos años de escuela virtual, experimentan problemas cuando se incorporan de lleno al deporte. “Tienes a un niño sentado en casa todos los días durante un año que va directo a hacer campo traviesa”, comentó Parthasarathy.

Los podólogos dicen que una de las soluciones para el dolor de pies puede ser bastante sencilla: usar calzado con soporte. Eso significa una suela semirrígida, una puntera amplia y una pequeña elevación del talón. Ve a que te tomen bien las medidas en una zapatería y, si no quieres usar zapatos de calle en tu casa, adquiere un par específico para uso en interiores. Si utilizas un calzado más viejo, asegúrate de que la suela no esté demasiado desgastada, ya que puede haberse degradado demasiado como para ofrecer un apoyo sustancial. También se pueden añadir plantillas para dar mayor soporte al arco del pie.

Según Dylla también es esencial preparar nuestro cuerpo para una actividad nueva fortaleciéndolo primero. Esto significa ejercitar los pies con ejercicios de flexión de los dedos y del arco. “Hay abdominales para fortalecer los músculos del vientre”, dijo Dylla, “flexionar el arco es el equivalente”.

En opinión de Hanna, el mejor consejo quizá sea empezar despacio. “Si vas a empezar a hacer senderismo, hazlo a un ritmo moderado en una distancia corta”, aconsejó. “Si lo toleras bien, tal vez puedas ir a un ritmo más rápido en distancias más largas”.

Si tienes algún dolor de pies persistente, consulta a un podólogo. Hay muchas formas sencillas para que los médicos alivien el dolor y así prevenir la aparición de problemas crónicos. Si tienes molestias, “busca atención médica”, apuntó Baumhauer, “porque tenemos muchos trucos bajo la manga”.

Los podólogos también dicen que los estiramientos son cruciales para prevenir y tratar el malestar en los pies. “Un calentamiento adecuado”, dijo Hanna, “no puedo enfatizar esto lo suficiente”.

Por la mañana, incluso antes de ir al baño, Hanna recomienda flexionar los pies tirando de los dedos hacia el cuerpo. A continuación, imagina que tus dedos son un lápiz y escribe el alfabeto. “Si haces eso, activarás todas las articulaciones y será mucho menos probable que te lesiones”.

Aunque la pantorrilla parece alejada de la planta del pie, su estiramiento desempeña un papel esencial para caminar sin dolor. “Cuando la pantorrilla y el tendón de Aquiles están tensos”, dice Lee, “se crea mucha más tensión en todas las articulaciones del pie”.

Sugiere ponerse en posición de embestida con un pie delante del otro, las manos apoyadas en una pared y los pies apoyados en el suelo. Debes sentir el estiramiento en la pantorrilla de la pierna de atrás. Sugiere hacer esto varias veces a lo largo del día.

Masajear la zona del arco del pie también puede prevenir lesiones al mantener la planta del pie ágil. Lee aconseja coger una pelota de tenis o de golf mientras se está sentado en un escritorio o mientras se ve la televisión. “Haz rodar el pie sobre la pelota y masajea esa zona para aflojar esas fibras”, dice.

Sin embargo, si tienes dolor en el talón, acude a un médico para que te revise el pie antes de realizar los estiramientos. En algunos casos, dijo Positano, puede haber desgarros no diagnosticados en la fascia plantar que el estiramiento puede empeorar.

Si tienes algún dolor de pies persistente, reserva una cita con un podólogo. Hay muchas formas sencillas en que los médicos pueden aliviar el dolor y prevenir la aparición de problemas crónicos. Si tienes molestias, “busca atención”, dijo Baumhauer, “porque tenemos muchos trucos bajo la manga”.

Mara Altman es periodista y autora de Gross Anatomy: Dispatches From the Front (and Back).


source: nytimes.com